Sinceridad.

Nunca he sabido cómo relacionarme con los demás, lo he intentado una y otra vez pero nunca he encontrado sentido en estar rodeado de mucha gente y de mantener unos lazos muy estrechos. Sí, puedo tener un par de amigos, incluso mejores amigos ya que será con los que más confianza tenga y de los que más me preocupe pero seguiré sin entender en qué consiste realmente el ser "amigos", ya que no me gusta hablar mucho sobre mis problemas y prefiero escuchar al resto. Se supone que en cualquier relación ambos integrantes deben de esforzarse y mantener el cabo atado. Ambos deben de contarse las cosas y confiar mutuamente. Mi problema está en que yo no siento la necesidad de contar nada ni de confiar en nadie por lo que por mucho que yo escuche y comprenda la situación del resto del mundo, el mundo no escuchará nada de mi.

No me gusta la gente y no me gusta hablar.

Parecerá algo increíble ya que suelo dar la impresión de ser una persona bastante distinta pero sin embargo, de todo lo que pueda decir sólo el 5% es lo que realmente siento o pienso. La mayoría de las veces oculto cosas o miento y con el tiempo termino olvidando lo que oculto y la mentira se vuelve más y más real.

Lo cierto es que con los años la situación ha ido "mejorando", no obstante, sigo sin entenderlo. ¿Por qué debo de compartir mis emociones y sentimientos con una persona? Cada vez que lo he hecho o he intentado hacerlo nunca me han comprendido y siempre ha habido problemas. No sé expresarme adecuadamente y mucho menos sé cómo hacerme escuchar por lo que con el paso de los años decidí que lo mejor era mantenerme al margen y actuar como alguien que no entiende ni se entera de nada aunque sí lo haga. De este modo pocas personas se me acercarán y menos tendré que comportarme como alguien "normal". Estoy harta de sonreír sin ganas y de tener que actuar como el resto.
Si no quiero sonreír, no sonrío. Si no quiero hablar, no hablo. Si no quiero ver a alguien, no la veo.

¿Acaso es tan malo este tipo de comportamiento?